sábado, 10 de septiembre de 2011

el simio

El simio ataca

Cuenta la historia que un grupo de científicos querían superar la ciencia, y para eso querían desarrollar la inteligencia de un simio. Pero uno de ellos se equivocó, y algo salió mal; el simio gritaba muy fuerte porque todo su rostro se quemaba y nadie podía hacer nada para salvarlo, no se dejaba tocar. Le dispararon un tranquilizante para que se durmiera y así poder ver qué le estaba pasando, pero era muy tarde porque el mono estaba muy extraño y agresivo, parecía que toda la energía negativa se había dirigido hacia él.

Años después, tres jóvenes se fueron de campamento a un bosque cerca de un lago. Mientras acampaban escucharon alaridos. Decidieron salir a explorar el lugar con una linterna de poca luz. Mientras caminaban la voz se escuchaba más fuerte, hasta que se encontraron con un árbol prendido fuego. Los jóvenes se quedaron anonadados, porque no entendían la situación. De pronto salió un mono vestido como una persona con el cuerpo ensangrentado. Este animal horrendo atacó a uno de los chicos, pero desafortunadamente uno de ellos no pudo escapar. Los demás se fueron metiendo en las profundidades del bosque, se alejaron bastante hasta que se sintieron a salvo, pero volvieron a oír aquel sonido.

Hasta que al fin se hizo de día y pudieron encontrar un camino que daba salida a la ruta, allí pidieron auxilio y un camión los alcanzó hasta un pueblo. Ahí pidieron ayuda a la policía pero no les creyeron. De casualidad en la comisaría estaba uno de los científicos que había participado aquel día en el laboratorio. Este se les acercó y les preguntó lo que había pasado. Ellos le contaron todo detalladamente, y él les dijo lo que había sucedido aquel día en el laboratorio y que el simio se había puesto rabioso, no pudieron detenerlo y escapó; no habían dejado de buscar al mamífero. Pero una vez que el laboratorio quebró, no pudieron hacer más nada.

El científico prometió ayudar a buscar a su amigo y así fue que se equiparon con los elementos necesarios, además los acompañaron otras personas que sabían lo que había sucedido.

Se abrieron paso en el bosque, llegaron hasta el árbol quemado cuando se hizo de noche, los animales empezaron a volverse locos, con aullidos, gritos; de repente escucharon los gritos de Carlos, el chico que el simio se había llevado la noche anterior. Siguieron la voz del simio, que los atacó pero ya no era un solo simio, eran varios. De golpe se escucharon tiros, gritos, llanto, sangre por todos lados. Por suerte no hubo ningún muerto entre los “hombres”. Habían llegado justo al “nido” de este animal, y pudieron atacarlo. Al costado del nido estaba Carlos, inconsciente.

Por suerte, consiguieron lo que querían: recuperar a Carlos y matar al animal que alteraba y aterraba al bosque…

Jorge Solis

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